
Entre hielos y fuego naciente
Un sentimiento que estremece
Corazón de león ardiente
Fría racionalidad inmemorial
Persistes en no caer al olvido
Mas hoy reavivan mi ser
Vientos de ímpetu palpitante.
Un rumbo claro mi mente fija
Mas mi corazón es brújula loca
Debatiéndose entre espinas y rosas
Alma que aparentaste ser acero
Frío ingenio analítico
Aprendiendo a dejarse llevar
Por los compases del espíritu.
¡Deja libre tu corazón latente
Bailar al son del amor!
Poco a poco gesto una tormenta
Fuego de frenesí incontenible
¿Arderán las velas de mi buque?
El mar será cómplice testigo
De esta alocada travesía
Mas ¿De qué sirve esperar?
Al final el racionalista extremo
Y el soñador niño rebelde
Enfrentados en incesante duelo
Caen confundidos en un mismo ser
Mientras tanto seguirá la espera
Sólo guíame en este andar.
La ilusión nunca morirá
Al mirarse nuestros ojos
Señalarás el final del camino
Y quizás escuche decir al SOL:
“Es hora de descansar caminante
Duerme junto al mar crepuscular
¡Escucha al viento del horizonte!”
La espera en culminación
Dará paso a otro amanecer
Al ritmo de tu corazón
El mío latirá sereno
Junto a tu rostro infante
Y al fin gritaré en sueños
Un te amo a los cuatro vientos
Octubre 03 de 2005
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