Macchupicchu

La enmarañada selva andina
Te hizo ajena al tiempo
En las elevadas alturas del olvido
Te debatiste entre lo terrenal y lo divino
Tu fragoso cuerpo de granito
Perdido en las centurias terrenales
Vivió oculto en las brumas cordilleranas
Como las más alta joya
Del tesoro incaico

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Y hasta ti he llegado
Desde la profunda selva
Me has elevado
Hasta el silencio profundo
De tus elevados muros
Hasta la voz inverosímil
De tu geografía menguante


Perdido en el tiempo
De tu sagrada geometría
En tu espacio modelado
Por tu precisión pétrea
Como en un viaje de siglos
A través de las vidas
Hasta ti he llegado

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Donde la nube te germinó
La tierra se elevó para hacerte brotar
El relámpago te dio exactitud
La lluvia limpió tus muros
El viento te suavizó
El sol te trajo a los hombres
Que aprendieron de la piedra
El lenguaje de los astros
El abrazo del cóndor
El sol hecho flama
La ondulación de la lana
Los reflejos del agua
La dualidad del equinoccio
Los ciclos lunares
Y más allá te tus muros lineales
De tus ventanas estelares
Se escuchaba la voz sagrada
Del manatial del cinturón andino
En la profunda noche
Del zorro y la llama.

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¿Y que pasó con tus soles?
¿Donde se refugió la Luna?
¿Hacia donde huyo tu tiempo?
El maíz olvidado de los hombres
La oquedad de canales pétreos
Que sólo acarician roca
Las caras se confunden con las piedras
Las manos ya no acarician el viento
Los muros secan la tenue hiedra
Y sólo quedaron tus castillos
Tus grises torres derruidas
Por la llegada de otro tiempo
Tiempo que siempre estuvo
Pero que no fue
Tiempo que se adormeció
Ante la voz silenciosa de Machupicchu.